El poder del agradecimiento: cómo esta práctica transforma tu cerebro, tus emociones y tu salud
- Flyght Wellness Club

- 8 jul
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 14 jul

Decir “gracias” parece un gesto simple. Pero cuando el agradecimiento se convierte en una práctica diaria y consciente, puede transformar profundamente la forma en la que pensamos, sentimos y vivimos. Para muchas mujeres mayores de 40 años, agotadas por las exigencias de la vida —el trabajo, los hijos que ya se fueron, los padres que envejecen, la sensación de estar “haciendo todo pero sin vivir realmente”— cultivar el agradecimiento puede ser el primer paso hacia una vida más ligera, más plena y más presente.
Y esto no es solo una percepción emocional. Hoy sabemos, gracias a múltiples estudios científicos, que el agradecimiento cambia literalmente el cerebro, regula las emociones y mejora la salud física. ¿Pero cómo funciona exactamente este proceso? ¿Qué ocurre en el cuerpo y la mente cuando agradecemos? ¿Y cómo podemos convertir el agradecimiento en un hábito que nos sostenga cada día?
Este artículo responde a esas preguntas desde la ciencia, pero también desde lo humano.
¿Qué es el agradecimiento y por qué importa tanto?
El agradecimiento no es solo dar las gracias por cortesía. Es una actitud interna de reconocimiento hacia lo que ya está presente en nuestra vida, incluso en medio del caos. Es la capacidad de ver lo que sí hay, lo que funciona, lo que nutre. Y desde ahí, reconectar con un tipo de bienestar que no depende de lo externo.
Cuando nos sentimos agradecidas, nuestro foco mental cambia: dejamos de mirar lo que falta y comenzamos a ver lo que ya tenemos. Ese cambio de enfoque tiene efectos muy concretos en nuestro sistema nervioso.
¿Qué dice la ciencia sobre el agradecimiento?
1. Modifica el cerebro y fortalece las redes neuronales positivas
Un estudio realizado por la Universidad de Indiana en 2015 demostró que practicar el agradecimiento activa las áreas del cerebro relacionadas con la moral, la empatía y la toma de decisiones, como la corteza prefrontal medial. En el experimento, personas que escribieron cartas de agradecimiento durante cuatro semanas mostraron una mayor actividad cerebral en regiones vinculadas a la felicidad y la empatía, incluso meses después de haber terminado el ejercicio【1】.
2. Reduce el cortisol y mejora la salud física
El cortisol es la hormona del estrés. Cuando vivimos en modo de urgencia constante, el cuerpo se desgasta. Diversos estudios, como los realizados por el Dr. Robert A. Emmons (Universidad de California, Davis), muestran que personas que practican el agradecimiento tienen niveles de cortisol más bajos, duermen mejor, sufren menos dolores físicos y tienen una mejor respuesta inmunológica【2】.
3. Aumenta la serotonina y la dopamina
El agradecimiento estimula la producción de dopamina (la hormona del placer) y serotonina (la hormona del bienestar emocional), generando una sensación real de alivio, calma y conexión. Este efecto se refuerza con la repetición: cuanto más agradeces, más entrenas a tu cerebro a buscar lo positivo.
4. Fortalece las relaciones y la autoestima
Decir “gracias” a otras personas mejora los vínculos. Pero más allá de lo social, el agradecimiento también impacta en la relación que tienes contigo misma. Ayuda a reconocer tu propio esfuerzo, tu historia, tus logros, sin necesidad de compararte con otros o exigirte más.
¿Y si no tengo nada que agradecer?
Es común que muchas mujeres, especialmente en momentos de agotamiento o crisis, sientan que no tienen nada que agradecer. Pero ahí está justamente la clave del agradecimiento como práctica: no se trata de negar lo difícil, sino de aprender a ver lo que coexiste con el dolor.
Puedes estar cansada y agradecer por el cuerpo que te sostiene. Puedes sentir incertidumbre y agradecer por una taza de café caliente. Puedes sentirte sola y agradecer por un mensaje de una amiga. No se trata de forzar alegría, sino de entrenar tu atención para ver con otros ojos.
Cómo empezar una práctica diaria de agradecimiento
No necesitas una hora libre ni rituales complicados. Solo una intención real de pausar y mirar hacia adentro. Aquí algunas formas sencillas de integrar el agradecimiento en tu día:
✍️ 1. Lleva un diario de gratitud
Antes de dormir, escribe tres cosas por las que te sientas agradecida ese día. No importa cuán pequeñas sean. Lo importante es que sean sentidas.
💭 2. Haz pausas conscientes
Durante el día, haz una pausa de 1 minuto y pregúntate: ¿qué me sostiene ahora? ¿qué me hace sentir viva?
🗣️ 3. Expresa tu gratitud
Díselo a alguien. Mándale un mensaje. Escríbele una nota. Agradecer no solo te transforma a ti; también transforma al otro.
🧘 4. Integra el agradecimiento en tu meditación
En Flyght Wellness Club usamos meditaciones guiadas con foco en la gratitud. Respirar con esa intención calma el sistema nervioso y genera un anclaje emocional positivo.
Agradecimiento y salud: más allá de lo emocional
Las mujeres que practican la gratitud de forma regular presentan:
Menor incidencia de ansiedad y depresión【3】
Mayor resiliencia ante cambios o pérdidas
Mejor calidad de sueño y menor insomnio
Más energía vital y enfoque en el presente
Esto no significa que el agradecimiento sea una fórmula mágica que resuelva todos los problemas. Pero sí es una de las prácticas más accesibles, sostenibles y efectivas para construir una vida más consciente y con sentido.
Conclusión: agradecer es volver a ti
En momentos donde parece que todo exige más de ti —más esfuerzo, más control, más productividad— el agradecimiento es una forma de suavizar el corazón y reconectar con lo que ya está bien. Es elegir volver a ti. Reconocer lo vivido. Honrar lo que sí tienes.
En Flyght, creemos que agradecer es el primer paso para vivir con más calma, claridad y presencia. Por eso creamos un programa completo para ayudarte a instaurar este hábito con intención. Si quieres comenzar hoy, te invitamos a conocer nuestro Programa de Agradecimiento .
Y si tienes dudas o quieres conversar con alguien de nuestro equipo sobre cómo comenzar este camino, escríbenos. Estamos aquí para ti.
Referencias científicas:
Kini, P., Wong, J., McInnis, S., Gabana, N., & Brown, J. W. (2015). The effects of gratitude expression on neural activity. NeuroImage, 128, 1–10.
Emmons, R. A., & McCullough, M. E. (2003). Counting blessings versus burdens: An experimental investigation of gratitude and subjective well-being in daily life. Journal of Personality and Social Psychology, 84(2), 377–389.
Wood, A. M., Froh, J. J., & Geraghty, A. W. (2010). Gratitude and well-being: A review and theoretical integration. Clinical Psychology Review, 30(7), 890–905.




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