Sanar el Pasado: Entendiendo la Relación con Nuestros Padres
- Flyght Wellness Club

- 26 oct
- 4 Min. de lectura
En el viaje hacia el bienestar personal, hay momentos en los que la vida nos invita —a veces con sutileza, a veces con fuerza— a mirar hacia atrás. No para quedarnos allí, sino para comprender de dónde venimos y qué huellas siguen marcando nuestro presente.
Uno de los caminos más reveladores de este proceso es explorar la relación con nuestros padres. Ese vínculo, lleno de matices y contradicciones, es el primer espejo donde aprendimos lo que significaba amar, ser amados, pertenecer… y también, muchas veces, lo que era sentirse heridos, rechazados o insuficientes.

Sanar el pasado no significa revivirlo. Significa mirarlo con nuevos ojos, con la madurez que da el tiempo y la compasión que viene del autoconocimiento. Entender cómo esa historia nos formó —y cómo podemos liberarnos de lo que ya no nos pertenece— es uno de los pasos más profundos hacia la paz interior.
El espejo original: cómo la relación con los padres define nuestro amor propio
Desde la infancia, nuestros padres son nuestros modelos y nuestra primera definición de amor. Su manera de hablarnos, mirarnos y acompañarnos se convierte en la base sobre la cual construimos nuestra identidad y nuestro sentido de merecimiento.Pero crecer también implica reconocer que ellos, como nosotros, fueron hijos alguna vez. Que cargaron sus propias heridas, miedos y carencias.
Cuando no hacemos consciente esa historia, tendemos a repetirla. Las mismas dinámicas que vivimos en la niñez pueden reaparecer en nuestras relaciones adultas: la necesidad de aprobación, el miedo al abandono, la dificultad para poner límites o la sensación de que nunca es suficiente.
Mirar esa relación no es un acto de juicio, sino de entendimiento. No se trata de “culpar a los padres”, sino de comprender cómo su forma de amar —aun con sus errores— moldeó la nuestra.
Sanar no es olvidar: es integrar
Cerrar el ciclo con nuestros padres no es olvidar lo que dolió, ni justificar lo que estuvo mal. Es aceptar que eso también forma parte de nuestra historia.Sanar el pasado es integrar lo vivido con conciencia: dejar de resistirlo, soltar el rencor, entender que no podemos cambiar lo que fue, pero sí la forma en que nos relacionamos con ello.
Esa integración libera. Nos permite ver a nuestros padres no solo como figuras de autoridad, sino como seres humanos imperfectos que hicieron lo que pudieron con lo que tenían. Y desde esa comprensión, podemos agradecer lo que sí nos dieron y tomar lo que necesitamos para seguir creciendo.
Las heridas que cargamos sin darnos cuenta
Muchas mujeres, especialmente entre los 40 y 50 años, llegan a este punto de la vida sintiendo una mezcla de cansancio y desconexión. Han sido hijas, madres, profesionales, cuidadoras, esposas… pero de pronto algo cambia.Empiezan a preguntarse:
“¿Y ahora quién soy, más allá de todos esos roles?”“¿Por qué me siento tan vacía si lo he hecho todo bien?”
En esta etapa, las heridas no resueltas con los padres suelen emerger con fuerza.Aparecen en forma de frustración, culpa o impaciencia. En la relación con los hijos, en la pareja, en el trabajo.Y muchas veces, sin notarlo, repetimos lo que alguna vez prometimos no repetir.
Sanar esa raíz no es una tarea rápida ni superficial. Requiere valentía, pausa y una mirada amorosa hacia adentro. Pero también ofrece algo inmensamente liberador: la posibilidad de dejar de reaccionar desde el pasado, y empezar a vivir desde el presente.
El método Flyght: aprender a estar bien desde adentro
En Flyght Wellness Club, creemos que estar bien se aprende. No es un estado permanente ni una meta que se alcanza un día y se mantiene por inercia.Es un proceso de autoconocimiento y práctica diaria, en el que aprendemos a mirar nuestra historia con más claridad y menos juicio.
A través del Método Flyght, acompañamos a mujeres que, como tú, sienten que hacen mucho pero viven poco. Mujeres que buscan calma, claridad y energía real.Nuestras herramientas —reflexiones guiadas, ejercicios de introspección, meditaciones y journaling— te ayudan a explorar cómo la relación con tus padres ha moldeado tu manera de amar, de cuidarte y de vivir.
No es terapia, ni coaching acelerado. Es un espacio de pausa consciente donde puedes aprender, paso a paso, a soltar lo que pesa y quedarte con lo que nutre.
Un ejercicio para comenzar hoy
Hoy te invitamos a detenerte unos minutos. Toma una hoja y escribe las respuestas a estas preguntas:
¿Qué aprendí de mis padres sobre el amor y el valor personal?
¿Qué actitudes de ellos reconozco hoy en mí, y quiero transformar?
Si pudiera mirar a mis padres desde la compasión, ¿qué entendería de sus propias heridas?
Este pequeño ejercicio, que forma parte de nuestras prácticas de introspección en Flyght, es un primer paso hacia tu sanación.Porque sanar el pasado empieza con observarlo sin miedo.
Mirar atrás para avanzar
Sanar la relación con nuestros padres no es solo un acto de reconciliación familiar; es un acto de amor propio.Es reconocer que, aunque no elegimos cómo comenzó nuestra historia, sí podemos elegir cómo continúa.
Cuando dejamos de buscar afuera la aprobación que faltó adentro, cuando aceptamos a nuestros padres como son, sin idealizarlos ni castigarlos, nos liberamos.Y al hacerlo, nos abrimos a una vida más auténtica, más ligera, más en paz.
🌿 En Flyght, creemos que cada proceso de bienestar empieza con una decisión: aprender a estar bien.Y ese aprendizaje comienza cuando te atreves a mirar dentro, con ternura, y eliges sanar.


Comentarios