De la exigencia al amor propio: cómo dejar de ser tu peor crítica
- Flyght Wellness Club
- 15 may
- 4 Min. de lectura

¿Por qué somos tan duras con nosotras mismas?
Si una amiga te contara que está agotada, que se siente insuficiente o que ya no puede con todo, ¿le responderías con críticas? Probablemente no. Y sin embargo, eso es exactamente lo que muchas mujeres hacemos con nosotras mismas cada día. Nos exigimos sin tregua, nos señalamos errores, minimizamos logros, y creemos que solo “siendo más fuertes” vamos a estar bien. Este hábito silencioso —el de ser nuestra peor crítica— desgasta el cuerpo, la mente y el alma.
Pasar de la exigencia al amor propio no es un camino de un día, pero es uno que podemos empezar a recorrer con consciencia. Y vale la pena. Porque vivir con amor propio es vivir en paz contigo. Es mirarte con ternura, incluso cuando no lo haces perfecto.
De dónde viene tanta exigencia
El perfeccionismo y la autoexigencia no aparecen de la nada. Se cultivan desde pequeñas: en la escuela, en la familia, en los mensajes sociales que premian el sacrificio silencioso, la productividad desmedida y el “poder con todo”.
A muchas mujeres nos enseñaron que ser buenas hijas, buenas esposas, buenas madres y buenas profesionales es lo correcto. Pero pocas veces nos hablaron de ser buenas con nosotras mismas. Y menos aún, de la importancia del amor propio para sostener una vida que tenga sentido.
El problema es que estas exigencias externas se convierten en una voz interna que nunca calla. Y lo peor: esa voz, muchas veces, no es nuestra.
Señales de que te estás exigiendo demasiado
Tal vez no lo notas de inmediato, pero estas son algunas señales de alerta de que la exigencia está gobernando tu vida:
Te hablas mal cuando algo sale mal (“¿Cómo pudiste fallar en eso?”)
Sientes que nunca es suficiente, aunque cumplas con todo
Te cuesta descansar sin sentir culpa
Te cuesta pedir ayuda, delegar o poner límites
No celebras tus logros, siempre estás pensando en lo siguiente
El cuerpo te pasa factura: insomnio, dolores, ansiedad constante
Si te reconoces en más de una, no estás sola. Muchas mujeres de más de 40 años llegan a este punto con una sensación de cansancio crónico, una mente acelerada y una desconexión profunda con su propio bienestar.
Qué es el amor propio (y qué no es)
Hablemos claro: el amor propio no es autoestima inflada, ni egocentrismo, ni repetir afirmaciones frente al espejo sin creerlas. El amor propio es una práctica cotidiana. Es una relación contigo basada en la compasión, el respeto, la paciencia y el cuidado.
Es aprender a ser tu aliada en lugar de tu enemiga. Es tratarte con el mismo cariño que das a quienes amas. Y sí, también es sostenerte en los días grises.
No se trata de dejar de tener metas o de ser ambiciosa. Se trata de cambiar el tono de tu diálogo interno y empezar a motivarte desde el cuidado, no desde el castigo.
Cómo pasar de la exigencia al amor propio
Aquí te comparto cinco pasos prácticos para comenzar este camino:
1. Haz consciente tu diálogo interno
Empieza por escuchar cómo te hablas. ¿Eres dura? ¿Te juzgas con rapidez? Cada vez que notes una crítica interna, respira y cámbiala por una frase compasiva. Por ejemplo: en lugar de “Soy un desastre”, intenta “Estoy haciendo lo mejor que puedo hoy”.
2. Celebra los pequeños logros
Sí, incluso los que te parecen obvios: levantarte cuando no tenías ganas, decir “no” a algo que te desgastaba, tomar cinco minutos para respirar. Celebrar lo cotidiano fortalece tu conexión contigo y te ancla en una visión más amable.
3. Practica el autocuidado sin culpa
El autocuidado no es un lujo, es una necesidad. Dormir bien, alimentarte con atención, moverte, tener pausas. No necesitas justificarlo. Cuidarte es una forma concreta de amor propio.
4. Pon límites (sin explicaciones eternas)
Decir que no, tomar distancia, priorizar tu energía… no te hace egoísta, te hace sana. Y poner límites claros también es parte del amor propio: te protege del desgaste que genera complacer a todos menos a ti.
5. Rodéate de espacios y personas que nutran
Estar con quienes te elevan, te aceptan y te inspiran es esencial. Y también lo es evitar ambientes donde sientes que necesitas demostrar tu valor todo el tiempo.
El amor propio también se practica en comunidad
En Flyght Wellness Club sabemos que este viaje no se recorre sola. Por eso nuestros programas, como el Método Flyght o los retiros de reconexión, están diseñados para acompañarte desde la pausa, con herramientas diarias que te ayudan a mirar adentro y vivir con más intención.
Porque cuando te eliges con amor —sin exigencia, sin juicio, sin máscaras— todo empieza a cambiar.
Una invitación final
Tal vez estás cansada de exigirte tanto. Tal vez hoy sea el momento perfecto para empezar a hablarte bonito. Para escucharte con respeto. Para recuperar tu energía desde un lugar de amor y no de deber.
Elige una cosa hoy: descansar sin culpa, poner un límite, decirte una frase amable, dejar de hacer una lista interminable de pendientes. Eso ya es amor propio. Eso ya es suficiente.
Y si quieres dar un paso más profundo, en compañía y con guía, te invitamos a vivir el Programa de 30 días de Autoconocimiento de Flyght. Un espacio íntimo y práctico donde, cada día, a través de reflexiones, meditaciones y ejercicios sencillos, vas aprendiendo a estar contigo de una forma más presente, más amorosa, más real.
Porque el amor propio no se improvisa, pero sí se entrena. Y hacerlo, cambia todo. Un día a la vez.
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